Para mí el 10 de mayo es cualquier día, tengo que trabajar para comer: Laurentina Cruz
Técpan, Gro.- Consciente de que el 10 de mayo, Día de las Madres, es fecha de festejo para muchas mujeres, Laurentina Cruz Santos, sabe que se trata de un día como cualquier otro en que “si no trabajo no como”, por lo que se apura a ofrecer su chilate, que aprendió a hacer en su natal Tecoanapa, por las calles de Técpan antes de que éste deje de estar frío.
La mujer, de aproximadamente 55 años de edad, luego de elaborar la bebida con cacao, azúcar, arroz y canela, sale a las calles de esta ciudad desde las 11 de la mañana, a la hora en que el sol comienza a pegar fuerte, y con eso, “empieza a sentir la gente la necesidad de beber algo fresco”, asegura.
Aunque la bebida es típica de Costa Chica, en esta región ha sido muy bien aceptada por la gente, afirmó la vendedora al mismo tiempo que vacía un chorro de su preparado a un vaso que cuesta 12 pesos.
La venta de chilate, contenido en una pequeña cubeta y que ofrece por las calles del centro de la ciudad, le ha permitido, según contó, junto con lo que gana su esposo que trabaja en el campo en San Jerónimo, sacar adelante los estudios de sus dos hijos, uno de contador público y el otro de químico-biólogo, además de cubrir los gastos primarios de la casa y alimentación.
A propósito del 10 de mayo, se le preguntó: ¿cómo festeja el Día de las Madres? A lo que respondió que para ella es un día como cualquier otro, porque debe levantarse temprano a atender a su marido y después preparar el chilate para salir a venderlo, “porque sé que si no trabajo no cómo y por eso no me queda tiempo para festejar”.
La venta de la bebida termina por allí de las 2 de la tarde, cuando se termina la pequeña cubeta, señal de que es tiempo de regresar a su casa con los 200 pesos que tuvo de ganancia, la venta del día.
Laurentina Cruz asevera que en su tierra natal hay pocas fuentes de empleo y que quedarse allá le impediría ayudar a sus hijos para que pudieran estudiar sus carreras profesionales, por lo que acordó con su pareja trasladarse a Tecpan a buscar trabajo con éxito, “y la prueba está –dijo- que mis hijos estudian y pronto van a acabar sus carreras”.
Manifestó que el tiempo que lleva con la venta de chilate la ha hecho popular y mucha gente la conoce en Tecpan, lo que le ha permitido organizar sus recorridos sobre todo con la gente que sabe le van a comprar un vaso, “que son las personas que saben que es una bebida energética además de sabrosa y refrescante, además de que se trata de un producto típico de Guerrero”, puntualizó antes de aprestarse a servir un nuevo vaso de 12 pesos.
